En diciembre de 2019, pasé siete días con mi esposa, haciendo trekking en El Chaltén. Fue una experiencia realmente memorable. Cada día recorríamos un sendero diferente, todos bien señalizados pero sin ser intrusivos. Hicimos una media de 20 km al día. El único sendero que supuso un reto físico fue el que sube a la Laguna de los Tres, unos preciosos lagos de montaña de color azul oscuro.
Volvíamos al atardecer y nos íbamos a cenar a uno de los muchos restaurantes de la pequeña ciudad de El Chaltén, la mayoría de los cuales ofrecían una comida abundante a un precio razonable, al menos en términos internacionales. El imponente monte Fitz Roy era casi siempre visible, acompañado de llamativas formaciones nubosas a medida que los vientos dominantes del Pacífico barrían esta prueba más meridional de la gran cordillera de los Andes.
El tiempo era fresco, a menudo acompañado de vientos constantes, pero no fue un obstáculo. Una vez que la sangre empieza a bombear a medida que se asciende por las estribaciones, se agradece el aire fresco.
El paisaje -los arroyos, las cascadas, los acantilados y los ríos-, todo ello con el monte Fitz Roy como telón de fondo, hacen de El Chaltén un pueblo encantador en la naturaleza salvaje de la Patagonia. Combínelo con otros puntos de los alrededores de Calafate, como el glaciar Perito Moreno, y tendrá una oportunidad vacacional realmente maravillosa.
