En 2006 y 2008 una curiosa costumbre invadió dos puentes europeos: el Milvio en Roma, construído por Nerón, y el de las Artes, en París, impulsado por Napoléon. En esos dos años la gente empezó a dejar candados cerrados sobre sus barandas, para simbolizar el compromiso romántico, tirando las llaves en el río.
Por ello de que la vida imita al arte, la escena se repetía en ambos puentes inspirada por la novela Tengo ganas de ti, de Federico Moccia, luego exitosa saga de Netflix. En el ritual, la pareja sujeta el candado al poste y luego arroja la llave al Tíber o al Sena. Cuando la costumbre fue tan popular que empezó a amenazar las barandas de ambos puentes, los alcaldes decidieron prohibirla, en Roma en 2012 y en París en 2015.
En El Calafate, la gente sigue siendo romántica y los candados siguen permitidos. Si querés sellar tu amor para siempre, sólo tenés que comprar un candado, escribir los nombres de los dos y cerrarlo en la baranda del puente sobre el arroyo Calafate, justo en el ingreso al centro del pueblo. Dicen que el rito vuelve a tu amor indestructible.